He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse (Gabriel García Márquez)


Los frutos de la vida caen en las manos de quierens suben al árbol a recogerlos. (Earl Tupper)


Cuando te levantes de la mesa procura tener un poco de apetito, y nunca te faltará cuando te vuelvas a sentar. (William Penn)


El hombre inventó el lenguaje para satisfacer su profunda necesidad de quejarse. (Lily Tomalin)


La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados. (Jean-Paul Richter)


El amor es ciego, pero los vecinos no. (Noel Claraso)


El que busca el cielo en la tierra se ha dormido en la clase de geografía. (Stanislaw Jerzy Lec)


Mostrar gratitud con moderación es señal de mediocriad. (Roberto Benigni)


Curiosidad: impulso humano que oscila entre lo grocero y lo sublime. Lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América (José María de Eca de
Queirós)


Actuar sin pensar es como disparar sin apuntar. (B. C. Forbes)


Un acto de justicia permite cerrar un capítulo; un acto de venganza escribe uno nuevo. (Marilyn vos Savani)


No hay malas hierbas ni hombres malos; sólo hay malos cultivadores. (Víctor Hugo)


Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a alegrarse sin tener un motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con tadas sus fuerzas aquello que desea. (Paulo Coelho)


Cuando hay un diálogo verdadero, ambos lados están dispuestos a cambiar. (Thich Nhat Hanh)


Un problema resuelto suele crear dos problemas nuevos, así que la mejor manera de vivir feliz es no resolver más problemas de los que ya se tienen. (Rusell Baker)